El mundo murió para mí, y yo morí para el mundo

EL MUNDO MURIÓ PARA MÍ, Y YO MORÍ PARA EL MUNDO

Debido a esa cruz, mi interés por este mundo fue crucificado y el interés del mundo por mí también ha muerto. (Gálatas 6:14b NTV)

Pablo perdió interés por el mundo y también el mundo por él. ¿Por qué? ¿Cómo podemos aplicar eso hoy a nuestra vida?

1. Propósito. Pablo vivía con propósito.
Cuando yo tengo un propósito claro en mi vida, entonces, habrá cosas que ya no me interesarán porque no tienen nada que ver con mi asignación en esta tierra.
No quiero hacer nada que me desvíe o me retrase para alcanzar mis metas. No me interesa nada que no me avance en mi propósito.

2. Valores. Cuando vivimos con propósito nuestros valores cambian.
El Apóstol Pablo ahora valoraba más a la gente que a las incontables normas religiosas de la ley, como la circuncisión, por ejemplo.
Ahora valoro más a las personas que las cosas. Las personas son más importantes que el dinero, que la religión, que las casas y los carros.
El mundo usa a las personas para conseguir cosas, pero cuando el mundo muere para mí, entonces uso las cosas para beneficio de las personas.

3. Algunas personas te dejan. Pablo ya no fue muy bienvenido con sus amigos del mundo anterior.

4. Mi ambiente. Su interés por el mundo murió.
Cuando vivo con propósito hay ciertos ambientes, cosas y personas que ya no me llaman la atención. Las personas del mundo ya no tenían interés en Pablo. Se había vuelto demasiado religioso y radical para sus antiguas amistades. Así habrá personas que tampoco se interesarán en mí porque no quepo en sus propósitos mundanos.

En cuanto a mí, que nunca me jacté de otra cosa que no sea la cruz de nuestro Señor Jesucristo. Debido a esa cruz, mi interés por este mundo fue crucificado y el interés del mundo por mí también ha muerto. (Gal. 6:14 NTV)

Piénsalo:

¿Conoces claramente cuál es tu propósito?
¿Qué ha cambiado en ti desde que conociste a Cristo?
¿Qué ha mejorado en ti por los cambios que has hecho?