Es una tendencia humana el querer ser más popular que otros, el tener más poder e influencia que otras personas. En este mundo caído es típico que exista una gran competencia por los primeros asientos o los primeros puestos en las escuelas, las iglesias o incluso en el trabajo.
El problema es que la mayoría de las personas usan la influencia, el poder y la autoridad para sus propias motivaciones egoístas.
La Biblia dice que los escribas son los: …que devoran las casas de las viudas, y por pretexto hacen largas oraciones; éstos recibirán mayor condenación. Lucas 20:47
No hay nada de malo querer tener influencia, siempre y cuando la usemos para avanzar los propósitos de Dios en este mundo como la salvación en Cristo, la restauración de las familias y la transformación de nuestras escuelas y comunidades.
Por último, te recuerdo no pelear por la popularidad. Deja que sea Dios quien te ponga en lugares de influencia, porque si tú te pones, el hombre te puede quitar, pero si Dios te pone, nadie te puede quitar.
Piénsalo:
¿Cómo usas la influencia que el Señor te ha dado?
¿Te encuentras frecuentemente argumentando por obtener los primeros lugares?