A VECES DIOS ME RODEA
PERO OTRAS VECES NECESITO AMIGOS QUE ME RODEEN
Todos en algún momento de nuestra vida nos hemos sentido apedreados por los problemas o circunstancias difíciles que atravesamos, y necesitamos ser rodeados para salir adelante.
Habrá ocasiones en que la gloria de Dios será la que nos proteja de las pedradas, así como sucedió en el caso de Esteban cuando lo estaban apedreando. Dios mismo lo llenó de su paz al permitirle ver su gloria y a Jesús.
Pero otras veces, necesitaremos que las personas que nos aman sean las que nos rodean cuando nos sentimos apedreados por la vida para poder levantarnos, como en el caso del apóstol Pablo.
Piénsalo:
¿De qué manera te ha ayudado cuando en medio de los problemas sientes la presencia de Dios en tu vida?
¿Qué diferencia has sentido cuando te has sentido apedreado pero los que te aman te rodean con amor, oración y cuidados?
¿A qué persona conoces que quizá necesita que lo rodees?