Primero lo primero… luego la bendición

PRIMERO LO PRIMERO… LUEGO LA BENDICIÓN

Honra al Señor con tus riquezas y con lo mejor de todo lo que produces. Entonces él llenará tus graneros, y tus tinajas se desbordarán de buen vino (Proverbios 3:9-10).

Qué pena que tengamos matrimonios destruyéndose por las fricciones financieras y que vivamos en una cultura donde la mentira y la trampa están a la orden del día.

¿Cómo vivir en prosperidad?:

1.- Demos lo primogénito
Se requiere fe para darle lo primero a Dios. Cuando yo le doy a Dios lo primero, le estoy diciendo: yo dependo de ti, no de mis actividades de liderazgo, no de mis habilidades de comunicación, ni de mis fuerzas, dependo de ti.

2.- Demos nuestro primero en la casa de Dios
No está mal ayudarle a la Cruz Coja, algún ministerio de la televisión, no es malo, pero no se hace con los primeros frutos, lo primero que ganamos, primero se trae a la casa del Señor.

3.- Entendamos que no es ni ley, ni gracia. Simplemente principios eternos de Dios.
¿Si algo fuera pecado bajo la ley, entonces ya no es pecado bajo la gracia? Les hago esta otra pregunta a los hombres: ¿Aprobarías tú que un hombre, te diga, que el adulterio estaba prohibido bajo la ley, pero como ahora ya estamos en la gracia, ya no es pecado; y por lo tanto quiere vivir con tu esposa? ¿Qué pensarías tú?
Así como el adulterio sigue siendo pecado en la ley y en la gracia, también el diezmar sigue siendo un acto de adoración a Dios en la ley y en la gracia. Pues, son principios eternos establecidos por Dios.

4.- Comprender que la justicia de la gracia es siempre superior a la justicia de la ley
Cada vez que Jesús se refiere a la ley del antiguo pacto pone un standard más alto por la gracia, por ejemplo: en (Éxodo 20) la ley decía: no matarás, pero en (Mateo 5:20) Jesús dijo: en la gracia, ni siquiera debes de enojarte al punto que odies y aborrezcas a tu hermano.
Si queremos dejar un legado de bendición a nuestras próximas generaciones, debemos aplicar estos principios eternos, para cosechar fruto duradero. Recordemos que toda bendición está sujeta a nuestra obediencia.

Piénsalo:

¿Qué has estado haciendo con lo primero? ¿Cómo has invertido lo primero de tu día antes de irte a trabajar? ¿Qué puedes hacer para comenzar a dejar un legado de bendición a tu familia?