PROTEGE TU LEGADO
No permitas que se pierda tu legado.
Éstas son las cosas que Salomón había hecho durante su reinado en el templo que le construyó al Señor. Pero, después de que él murió, un rey enemigo vino y destruyó lo que él había hecho y robó las riquezas del templo.
Debemos preparar a nuestras siguientes generaciones para que conserven lo que nosotros hemos logrado y que lo lleven a un nivel superior.
Enséñales a tus hijos lo que has aprendido en tu vida espiritual. Enséñales los valores que sabes que bendecirán a tus descendientes por muchos años. Enséñales a administrar bien el dinero. Enséñales a evitar la trampa de las deudas y las tarjetas de crédito. Muéstrales el valor del servicio y de añadir valor a otras personas. Incúlcales el valor de la regla de oro, de respetar y tratar a otros como deseas ser respetado y tratado. Enséñales la ley de la siembra y la cosecha, etc.
Sé un mentor para alguien en esta corta vida. No te lleves al cielo lo que has aprendido, comparte la sabiduría que has obtenido a través de los años, comparte las victorias y también lo aprendido a través de los errores para que otros no los cometan.
Jesucristo protegió su legado a través de preparar a doce hombres (sus discípulos) para que ellos continuarán su obra. Moisés preparó un Josué que cuidó y continuó la labor. Elías se vertió en un Eliseo, quien siguió la obra del profeta. David preparó a Salomón. Pablo le encargó a Timoteo que cuidara su legado, preparando dos generaciones más aparte de Timoteo. O sea, su legado alcanzaría cuatro generaciones: Pablo, Timoteo, hombres de confianza y otros.
¡No permitas que se pierda tu legado!
Piénsalo:
¿Qué necesitas enseñarles a tus hijos para que tu legado no se pierda?
¿Cómo padre te estás asegurando de que tus hijos continúen tu legado?
¿En quién estás vertiendo todo lo que has aprendido? ¿Estás siendo un mentor para alguien?