Lentos para hablar

LENTOS PARA HABLAR

Mis amados hermanos…todos ustedes deben ser rápidos para escuchar, lentos para hablar y lentos para enojarse. (Santiago 1:19-20 NTV)

¿Has notado alguna vez en un grupo cómo las personas se interrumpen unas a otras en la conversación?¡Qué difícil es escuchar con atención!¡Qué fácil es hablar de más!

¿Te ha tocado tener una conversación importante con una persona que tiene dos orejas, pero que parece que tiene diez bocas?
¡Qué difícil comunicarse efectivamente con este tipo de personas!
Tienen un lapso de atención muy corto para oír.
Aunque hayan cerrado las diezbocas por tres segundos, esto no quiere decir que te están escuchando, porque en su mente siguen pensando lo próximo que quieren decir, en su cerebro siguen moviendo sus diez bocas, en su mente lo único que oyen es un ruido parecido a este: “bla bla bla bla”.
A estas personas parece que, aunque tienen oídos no les entra nada, o quizás les entra por un lado y les sale por el otro.

Características:

  • Tienen dificultad en concentrarse en un tema.
  • Pierden el enfoque fácilmente.
  • Casi siempre quieren tener la razón.
  • Tienen la necesidad de sentir que han ganado el argumento
  • Casi siempre, en su propia opinión, son los que “más saben”.
  • Casi siempre tienen que tener la última palabra, deben ser los últimos que hablan.
  • No validan lo que tú acabas de decir (porque ni siquiera lo oyeron).

NOTA: Si tú no sufres de tener a nadie así entre tus amistades, entonces, es posible que tú seas esa persona.

Mis amados hermanos… todos ustedes deben ser rápidos para escuchar, lentos para hablar y lentos para enojarse. (Santiago 1:19-20 NTV)

Piénsalo:
¿Crees que es posible sentirse animado en medio de las dificultades?
¿A ti qué te hace sentir animado en esos momentos difíciles?
¿De qué manera te sientes cuando ves fruto en tu trabajo o ministerio?