El perdón, un paso de fe
Perdonar no es una tarea sencilla, pero Jesús nos llama a hacerlo continuamente. Perdonar requiere fe y confianza en que Dios obre en nuestras vidas. Reflexionemos en estos puntos:
- El perdón es un mandato divino, no una opción:
Jesús nos instruye a perdonar tantas veces como sea necesario. Perdonar, aunque difícil, es un mandato que debemos cumplir, sabiendo que no depende de nuestras fuerzas, sino de la gracia de Dios en nosotros. - Perdonar es un acto de fe en Dios:
Perdonar no siempre se siente natural, especialmente cuando hemos sido heridos profundamente. Sin embargo, al decidir perdonar, confiamos en que Dios llevará a cabo la justicia y sanará nuestras heridas. Es un paso de fe que abre la puerta a la paz y al bienestar emocional. - El perdón libera tanto al ofensor como al ofendido:
Cuando decidimos perdonar, no solo liberamos al que nos ha ofendido, sino que también nos liberamos a nosotros mismos del peso del resentimiento y la amargura. Perdonar nos permite caminar en libertad y vivir en plenitud. - Dios actúa en nuestras vidas cuando perdonamos:
Al dejar de lado las ofensas y perdonar, permitimos que Dios obre en nuestras circunstancias. El perdón no es solo para beneficio del ofensor; es una llave que abre la puerta para que Dios sane nuestras emociones y restaure nuestras relaciones.
Piénsalo:
- ¿Hay personas en tu vida a quienes te cuesta perdonar? ¿Qué te impide dar ese paso de fe?
- ¿Cómo puedes confiar más en Dios para ayudarte a perdonar incluso cuando es difícil?
- ¿Qué efecto ha tenido la falta de perdón en tu vida y cómo crees que cambiaría al practicar el perdón como un acto de fe?