Ya no te castigues

YA NO TE CASTIGUES

Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. 1 Juan 2:1 RV60

La culpabilidad es el producto de la abundancia de pecado en el mundo. Muchas personas todavía se sienten culpables por algunos pecados en su pasado. No se han perdonado a sí mismos, por lo tanto, tampoco han creído la obra de Jesús en la cruz del Calvario. En la vida es difícil perdonar a otros, pero a veces es más difícil perdonarte a ti mismo. Las fallas del pasado o del presente pueden acarrear culpabilidad en tu vida, pero no puedes permitir que esos errores arruinen tu presente y futuro.

Una persona que se siente culpable se castiga a sí mismo, haciéndose pensar que se merece sufrir lo que está pasando en la actualidad. Se siente indigno e inferior, así que comienza a desarrollar una falsa humildad. Otros desarrollan comportamientos compulsivos como las drogas, el alcohol, las aventuras sexuales, el materialismo, exceso de trabajo, comida o compras. Todo esto es una manifestación de la ausencia del amor de Dios.

La culpa llega a atormentarte constantemente, recordándote de tus faltas y haciéndote caer en depresión. Puede que te robe el gozo en la vida a fin de alejarte de la presencia de Dios. Sin embargo, la solución a la culpabilidad es el perdón. Recuerda que Dios recordará tus virtudes, no la vergüenza de tu pasado.

Cuando el Señor te perdona, ya no volverá a pensar en este incidente, ni lo usará en tu contra. Él no hablará de este incidente con otros, ni permitirá que esto interfiera o estorbe en tu relación con Él. Su sacrificio en la cruz ha cubierto y perdonado todos los pecados de tu pasado, presente y futuro. ¡Eres libre para siempre!

Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios. Salmo 51:17 RV60

Piénsalo:

¿Cuáles errores de tu pasado necesitas perdonar?
¿Cómo puedes soltar la culpabilidad?